viernes, 8 de junio de 2012

EXABRUPTO





EXABRUPTO

Como la hoja en blanco sobre la que imprimo estas letras es mi día a día. Realmente así es el de todos nosotros, el de todos los humanos. No sabemos cuántas líneas escribiremos y ni siquiera si podremos poner punto final o nos quedará alguna palabra a medio escribir y alguna frase sin completar.

Nada nuevo bajo el sol de la existencia.

Pero tampoco nada nuevo bajo el sol de la resistencia, de la obcecación, de la tenacidad. Seguimos queriendo llenar de letras nuestra página y además queremos que esas letras tengan sentido, que nuestra existencia pueda ser leída y entendida porque nace de la lectura de otras páginas, de otras existencias. Somos trasmisores de experiencias y de vidas, somos imprescindibles cronistas de nuestro tiempo y del de otros.

Somos necesarios.

Tengo que decírmelo muy a menudo, porque el desaliento me inunda con demasiada frecuencia azuzado por la cruel matemática de los números rojos.

¡Mira, otra cosa más que compartir!, el rojo.

Rojo como el de la sangre, como el de las banderas, como el de las amapolas y el vino,  como el de la garganta irritada de indignación y la frente colérica por la falta de sentido común. También el rojo de los labios que prometen abrazos  y el del hilo de la vida, porque el hilo de la vida que nos une a todos también es rojo y cortarlo sólo consigue que secándose pierda su color y se torne negro.

Por favor, ¡PERSPECTIVA!. Orwell sólo se equivocó en la fecha, no fue en 1984, es ahora. Y como en su novela, nos enfrentamos a una época alienadora, revisionista y que culpabiliza la simple existencia sin asomo de sonrojo.

Si formaste parte del sistema y te lo creíste, eres culpable de falta de previsión, de falta de criterio y de haber vivido mejor de lo que “tu clase” puede permitirse. Y si estuviste en contra y quisiste estar al margen…., antisistema, antisocial, inadaptado, parásito o incluso terrorista será lo más agradable que puedas oír.

No pretendo hacer teatro para ser más político, quiero hacer teatro para ser más humano y con toda esta “poesía” anterior sólo quiero dibujar mi estado de ánimo, resistiéndome a la resignación y  confiando en conseguirlo.

Desde aquí, desde el centro de la meseta, hemos dejado de sentirnos en una tierra sin límites en el horizonte para descubrir que cualquier horizonte está para nosotros muy lejano.

Una gran extensión, a veces un gran desierto, poca población y además envejecida y prejuiciada. Políticos que eluden su responsabilidad invitándonos a “proyectarnos más allá de nuestra tierra porque no somos de Castilla y León, somos de Europa”. Graciosa parrafada cuando ya resulta casi imposible llegar  simplemente a Soria.

En esta tierra somos pocos, pero somos buenos, muy buenos y reconocidos allá donde vamos. Sin embargo sufrimos históricamente lo que en México definen con el termino “MALINCHISMO” (Actitud de quien muestra apego a lo extranjero con menosprecio de lo propio), lo que en las circunstancias actuales hace aun más difícil nuestra existencia, rodeados como estamos de prejuicios catetos y un dicharachero populismo que convierte la cultura en un bien de escaso valor social y productivo. Un discurso que cala muy bien en una población dispersa y sin relevo generacional.

Creo que este dibujo es perfectamente trasladable a otras Comunidades, sin olvidar a las que se han vuelto especialmente proteccionistas o a las que carecen de recursos.

La visibilidad de nuestro teatro, sigue siendo nula. Los “Max”, los “menox” y los de “max allá” sólo contribuyen a destacar lo mismo y desde los mismos lugares, y no menosprecio en absoluto ningún trabajo, me limito a constatar el escaso margen con el que contamos para poder reivindicarnos con dignidad.

Ahora, después de lustros de mal uso de la taquilla, de erróneas políticas del “casi gratis” y de paternalismo mal entendido con el público, nos encontramos con una inmensa red de infraestructuras para la exhibición teatral condenada al deterioro y la infrautilización. Nos encontramos con propuestas peregrinas que prefieren el relumbrón de un día al más tímido brillo de una temporada, aunque esto último garantice la existencia de toda la profesión.

Tenemos, lo hemos demostrado, inteligencia, tesón e imaginación. Sólo necesitamos un poco de atención para que se escuchen nuestras propuestas. Somos los primeros interesados porque nos va la vida en ello. Hemos viajado, hemos  compartido y vivido en otros países donde las cosas se hacen mal y donde se hacen bien. Hemos aprendido, sabemos distinguir, NOSOTROS SÍ SABEMOS DE LO QUE HABLAMOS.

Acepto, no sin indignación, que hay que empezar de nuevo. Acepto, no sin indignación, que no hay recursos, que nos han robado y no puedo decir nada. Pero no estoy dispuesto a permitir que se cometan los mismos errores, que no se valore el talento y que la cultura, El TEATRO, sea mercancía prescindible.

Me niego a creer que mis brazos no producen y que no contribuyo con mi esfuerzo al bienestar social.  Me niego al “pan y circo” y al reduccionismo cicatero que obliga a elegir entre pensar y comer.

Si como sociedad no construimos una identidad nos convertimos en masa y entonces Orwell, cuando juntó letras sobre un folio en blanco, no hizo una novela sino una profecía.

¿Bienvenidos a 1984?.






                                                                     Javier Esteban.

martes, 10 de abril de 2012

La oportunidad perdida de Dios



En estos días en los que la comunidad cristiana celebra la muerte y resurrección del que consideran hijo de Dios me ha estado rondando la cabeza una idea, o más bien un interrogante, sobre esta realidad tan compleja de las religiones y más en concreto sobre el cristianismo, que por algo es la ortodoxia que más directamente me afecta.

Jesús no obtiene su condición de Dios por lo que dijo. Sus revolucionarias bienaventuranzas o su invitación a amar al prójimo no le convierten en divino, al fin y al cabo no fue el primero, ni el último,  en predicar sobre el amor, la bondad y la justicia. El verbo de Jesús es propio de un hombre excepcional, no cabe duda, pero sus palabras son las de un hombre. En Dios lo convierten sus habilidades para desafiar las leyes naturales, lo que conocemos como "milagros", y entre estos el más importante es este de la muerte y resurrección que nos recuerdan los cristianos cada año durante la primera luna llena después del equinoccio de primavera.

Se acepta pues que desafiar las leyes naturales solo puede estar al alcance de un ser divino, es decir, un ser superior. Los cristianos sostienen que todo lo que vemos, el mar, la tierra, los astros, el universo... es obra de un ser superior: Dios ¡El creador supremo! ¡Solo quién ha creado todo puede alterar el orden de las cosas! Por lo tanto se acepta que multiplicar peces sin necesidad de irse de pesca, resucitar muertos sin usar un desfibrilador, devolver la vista sin hacer una intervención de córneas o desafiar la ley de la gravedad ascendiendo al cielo sin ayuda de ningún propulsor solo puede ser obra de Dios.

Yo personalmente no creo en la existencia de este ser supremo. Ni creo que un hombre sin ayuda tecnológica pueda alterar las leyes naturales. Creo en la evidencia ¿Los milagros de Jesús son una evidencia? ¿Están suficientemente documentados? Solo tenemos el testimonio de los evangelistas y no seré yo el que cuestione a nadie, que cada uno es muy libre de creerse lo que quiera, pero a mi no me convencen.

¿Que evidencias podrían convencer a un "descreído" como yo? Como ya he dicho no creo que exista un creador pero si este existiera y envíase ni más ni menos que a su hijo para convencernos de su existencia yo le pediría que además de impresionarnos con sus habilidades para modificar las leyes de su propia creación nos iluminase explicándolas. Lo tenía muy fácil, no digo yo que nos hubiese dado todas las explicaciones, la edad del universo, el número exacto de galaxias, los planetas semejantes a la tierra o menos aún la teoría de la evolución o la de la relatividad, que tampoco se trata de quitarle la gloria a nadie, pero unas cuantas pistas, creo yo, habrían ayudado.

Podría haber dejado caer, por ejemplo, que el mundo tiene millones de años y no esos pocos miles que insinúa el antiguo testamento, que la Tierra no es el centro del universo o el número exacto de planetas que nos acompaña girando alrededor del Sol. Son cosas que escritas por los evangelistas hace dos mil años supondrían evidencias de que Jesús disponía de informaciones sobre la creación imposibles de obtener por vías científicas en esa época y que por lo tanto solo estaban al alcance de un ser superior, de un ser que conocía los secretos de la creación, de un ser que bien podía ser Dios.

Entiendo que este tipo de datos no hubiesen sido tan eficaces como los milagros y que resulta mucho más sencillo montar una religión deslumbrando con efectos impactantes que exponiendo evidencias irrefutables, pero no termino de entender que Dios, desde su infinita sabiduría, tenga en tan poca consideración la inteligencia del hombre.


Carlos Tapia

miércoles, 18 de enero de 2012

BALONAZOS DE ARTE



BALONAZOS DE ARTE

Hace poco tiempo, he oído decir a un futbolista de los de élite que si gana mucho es porque genera mucho, aunque su club de fútbol deba unos cuantos "cientos de millones" a la Hacienda Pública.

Una de dos, o no genera tanto y su club no puede pagar lo que debe, o genera mucho y alguien no paga lo que debe. Cabe una tercera posibilidad, y esta es, que solo genera para si mismo. De cualquier manera su potencia generadora, al final, no es directamente proporcional al coste de su ficha impuestos incluidos. Es decir, lo que el club de fútbol en cuestión paga por este balonpedista no es recuperable a través de los socios del club, las venta de entradas y los derechos publicitarios del fichaje en cuestión, porque si no, no se entiende que Hacienda (que somos todos) no vea ni un euro.

Este mismo jugador también opinó sobre arte. La perla del ínclito se basó en la comparación entre su cachet y una obra de arte. Alegando que no a todo el mundo le gustan determinados cuadros y sin embargo estos se compran a cargo del erario público para su posterior exhibición.

Más allá de reflexiones sobre arte y cultura, convendría recordar que se producen muchas menos adquisiciones de arte que fichajes estrella y que la adquisición de una obra de arte con fondos públicos está sujeta a los correspondientes controles e incrementa el patrimonio de todos. También hay que tener en cuenta que la obra de arte reconocida como tal, por más horrorosa que nos parezca, aumenta su valor con el paso del tiempo, y que el coste de su mantenimiento es muchísimo menor que el coste de renovación de  la ficha en cuestión.

La obra de arte también genera derechos de reproducción de imagen y atrae "aficionados" de todas partes para contemplarla. Podría decirse que incluso genera empleo.  La obra de arte también se puede llevar en el corazón, como un determinado color, y traspasa generaciones, como un determinado club. Incluso se puede reproducir en camisetas y posters, y hay quién se atreve a llevarla de salvapantallas en el móvil.

No me extiendo más, porque no hace falta. Ahí quedan mi reflexión y la de aquel jugador de fútbol.Por cierto, no tengo nada en contra de ese deporte siempre y cuando liquiden sus cuentas con Hacienda, porque la roja somos todos, ¿o no?.

Javier Esteban

P.D.: La ilustración es un fragmento desenfocado de "El Origen del Mundo", pintado por Gustave Courbet en 1866.